Debían de tener mucha cautela. Un mínimo error en el momento inicial del asalto a la prisión hubiera frustrado el trabajo de cinco meses.
Por estrategia y convicción de lucha, la COPEL había mantenido públicamente todas sus reivindicaciones reformistas, en la esperanza de que a corto plazo fueran atendidas. Sospechaban que la más importante de amnistía a las víctimas nunca llegaría ante la traición a los derechos humanos por la amnistía tendenciosa del 30-VII-1977, contrayendo que la reconciliación nacional pudiera ser una farsa por reconciliarse sólo la minoría.
La continuidad franquista de 1977 no podía sospechar que un reducidísimo grupo de presos víctimas del franquismo, sumergidos en un cubo de una planta de altura, sin comunicación visual ni oral, tuvieran capacidad de reconstrucción de la lucha y de imaginación de gran empresa tomando por asalto la macrocárcel de Carabanchel. Era impensable que 40 presos organizaran la toma…